A lo largo de la historia, la percepción de que el color era el resultado de combinar luz y oscuridad se mantuvo entre teóricos y científicos hasta el siglo XVII. Tras constantes prácticas y experimentos de proyectar luz solar sobre un cuerpo por medio de un prisma por parte de diversos físicos e investigadores, lo cual generaba los colores, las primeras aproximaciones sobre el funcionamiento de la luz se le atribuyen a fue Isaac Newton, quien planteó las primeras teorías del color aún vigentes hasta la fecha en nuestra sociedad moderna.
El popular experimento de proyectar luz sobre un prisma dando lugar al arcoiris, que tanto se ha llevado a cabo de manera intencional o por casualidad, fue el experimento que le otorgó a Newton la clave para plantear su propia teoría que contribuyese a entender el fenómeno de los colores.

En 1665, el físico, teólogo e inventor Isaac Newton (1642-1726) pone en marcha el conocido y renombrado ensayo práctico de refracción doble de luz: dentro de un cuarto sin luz, se proyecta un rayo de luz natural sobre otro cuerpo blanco. Este rayo de luz es interceptado por un prisma, dando como resultado los siete colores que componen el arcoiris: amarillo, rojo, naranja, violeta, verde, azul y cian. El experimento del siglo XVII fue la primera demostración demostró que la luz blanca es en realidad producto de un proceso de adhesión de colores. Para probar dicha hipótesis, que sostenía que el prisma no era el objeto que proyectaba los colores, sino que los colores se encontraban intrínsecos en la propia luz, Newton llevó a cabo dos ensayos complementarios:
En el primero de ellos, añadió otro prisma en el lado opuesto del primer prima para desarrollar el experimento a la inversa. El resultado fue que el segundo prisma volvía a reunir todos los colores, generando luz blanca;
El segundo de ellos, fue el disco de Newton: un disco con los siete colores citados antes, que al girar sobre un eje de manera rápida, da lugar a la percepción del color blanco.

Dentro de esa extensa investigación práctica sobre la luz y la óptica, por la cual no es tan reconocido su nombre, sino por otras de sus teorías como la ley de la gravitación/gravedad, o las bases teóricas de la mecánica, Newton asentó las bases de la teoría de los colores vigente hasta la fecha: los cuerpos absorben todos los colores, menos el percibido, que es el que se reflecta en el ojo humano.
Todas sus teorías del color, así como sus investigaciones en cuanto a refracción, reflexión y percepción de la luz, quedaron recogidas en su obra “Opticks” publicada en 1704.

En sus estudios, Isaac Newton no realizó ninguna aproximación de los colores a variables asociadas con la percepción más allá de la óptica. Los primeros estudios asociados a cuestiones físicas y químicas de relevancia se le atribuyen al químico alemán Wilhelm Ostwald (1853-1932).