La llegada del verano trae a la mente un único color: el azul. Asociado al cielo, al mar, a la frescura, todos este imaginario del verano se convierten en elementos deseables en esta estación.
El verano es azul, y todos sus referencias también lo son. Las tendencias han ido transformando poco a poco algunos patrones, pero hay un espacio veraniego que aún se resiste al cambio: las piscinas.
A pesar de que el agua es incolora, en la naturaleza el mar adquiere distintos tonos de azul, y en las piscinas se intenta replicar este efecto con el uso de azulejos. Imaginar una piscina que no sea azul podría provocar sensaciones incómodas: una piscina en tonos amarillos o verdes podría recordar a agua estancada; una piscina negra nos traslada a lagos profundos donde sumergirse se vuelve un acto heroico; en su defecto, las piscinas blancas o grises parecen la evolución más natural del azul, convirtiéndose en la alternativa más buscada en los últimos años; y después están las piscinas rojas.
Sin duda, el color rojo forma parte de la paleta de tonos que más inquietud genera. Parece lógico pensar que es el color menos habitual para los azulejos de una piscina, un lugar aparentemente destinado a la relajación pero también al ocio. Más allá de las múltiples reminiscencias a películas de terror, existe algo hipnótico en las piscinas rojas, algo que las convierte en un elemento del que no es fácil apartar la vista. Por ello, presentamos una colección de 4 piscinas rojas que apreciar este verano.
1. Casa familiar, Costa Brava. Ricardo Bofill
En 1973, el arquitecto Ricardo Bofill ideó y construyó la residencia familiar vacacional en la Costa Brava. Según Bofill, fue ideada para romper con los moldes preestablecidos y redefinir el concepto de lo familiar. El elemento central es la piscina roja, con la que culmina la poesía visual que representa Bofill, planteando un contraste con la vegetación del entorno. El arquitecto siempre mostró predilección por plasmar elementos casi surrealistas que realzan la descontextualización de las construcciones abandonadas.
Casa Residencial Familia Bofill. Por Ricardo Bofill. Vía ricardobofill.com
2. La mansión victoriana de Kat Von D
Una piscina con azulejos rojos es, sin duda, una apuesta diferente. Puede tratarse de una decisión estética y emocional, pero en el caso de Kat Von D, también encaja perfectamente con su identidad. La tatuadora, famosa por su estética gótica, adquirió una mansión de 1896 en Los Ángeles y la reformó a su gusto, colocando la icónica piscina ‘de sangre’ que todos sus fans conocen. En febrero de 2022 la puso a la venta por 15 millones de dólares.
Mansión victoriana de Kat Von D, Los Ángeles. Fotografía Jim Bartsch
3. The Library Hotel, Tailandia
Pero también existe la posibilidad de poder bañarse en una piscina roja sin tener que construirla a demanda. En Tailandia, el Hotel the Library ofrece la posibilidad de sumergirse en estas “aguas rojizas”. Un resort de lujo que apostó por esta arriesgada elección. La piscina del hotel, situada frente al mar, constituye un atractivo por sí mismo, y lejos de asociarse con algo tenebroso, tiene más que ver con elementos naturales como hojarasca otoñal o terracota.
Hotel The Library, Tailandia. Vía Booking.com
4. Casa Residencial, La India
Según ArchDaily, esta propiedad de 750m2 pertenece a un coleccionista de arte. La residencia fue concebida para crear un espacio de meditación entre la luz y el color. La piscina, ha sido no solamente un recurso estético. El color rojo aboga al fuego, y pretende convertir la actividad de nadar en un arte de vivir.
Diseño de residencia. Por Spa Design. Fotografía Amit Pasricha. Vía ArchDaily
Las piscinas aún se resisten al cambio vertiginoso del resto de tendencias, y por ahora las piscinas rojas forman parte de una pequeña minoría, pero, ¿cuándo llegará el momento de arriesgar? ¿Veremos en los próximos años otros colores dominantes entre el azul del verano?
