Brando Helado: el color como manifiesto ecológico

Brando Helado: el color como manifiesto ecológico

Autor: Lara Arias + CACO

El color azul es uno de los más presentes en la naturaleza. Sin embargo, pocas veces se emplea para representar algo natural. Cediendo al verde esta tarea, el azul queda relegado a lo inmaculado, al orden, a la limpieza, incluso al futuro. Siempre relacionado, irónicamente, con lo artificial y con lo racional. De hecho, el azul es el color más habitual en entornos clásicos como oficinas y clínicas dentales. También, por la inevitable asociación con el azul del mar, suele ser el color elegido para agencias de viajes. 

Ubicada en pleno barrio de Chueca (Madrid), el nuevo local de Brando Helado rompe con muchos de estos estereotipos. La zona, que sufre la problemática de la gentrificación desde hace ya varios años, pierde identidad y unicidad a pasos agigantados, ganando terreno la globalización y la implantación de las grandes cadenas comerciales. 

En medio de dicho contexto, el estudio de arquitectura Solar, en colaboración con Marta Jarabo, reivindican la identidad LGTBQ+ tradicional de la zona, así como la producción local y artesanal en el barrio, tanto en materia de elaboración de helados, como en los procesos constructivos.

El proyecto arquitectónico responde a tres premisas esenciales: un presupuesto reducido, el desarrollo de una imagen reconocible y un tiempo de ejecución limitado. Con este punto de partida, los arquitectos encargados entienden el uso del color no como una variable estética, sino también ecológica. 

La reducción de materiales necesaria se materializa a la perfección a través del uso de un solo color: el RAL 5015. Un azul cielo que sorprende y despunta si el contexto es el uso comercial. Probablemente, un azul no sería el primer color que viene a nuestra mente si nos preguntan de qué color es una heladería. A pesar de que el hielo suele representarse con blancos y azules, las heladerías habitualmente optan por colores amarronados y rosados pastel. 

El azul cielo se percibe fuera y dentro del local en cada una de las superficies, incluyendo su techo, creando un paisaje artificial y abstracto que convierte al local en un “cubo”. Desde el exterior, no parece una heladería. El efecto uniforme consigue que perdamos la noción del espacio al rodearnos de un color tan penetrante. 

Podría parecer una decisión puramente estética y de branding. Sin embargo, en el caso de Brando Helado el color responde a un manifiesto ecológico de reducción del consumo de recursos, así como de emisión de residuos. Y aunque en los procesos de diseño la identidad de marca suele dar la pauta para el resto del desarrollo conceptual, tanto de espacios como de materiales, en el caso de Brando el proceso se invierte. Aquí el azul cumple la función primordial de preservar la historia de un local en pleno barrio del centro de Madrid sin renunciar a lo distinto, a la vez que materializa una identidad de marca y que busca ser diferenciable.

El minimalismo del local culmina con una luminaria ubicada en el centro frontal de la pared: un sol artificial que varía su tonalidad según las diferentes horas del día y ofrece una experiencia atmosférica cálida y cambiante. 

Brando Helado contiene una reminiscencia de la estética griega de Santorini. Llevado a lo plástico y superficial, es un resultado minimalista y atractivo que poco estamos habituados a ver. Un trabajo de conceptualización y materialización arquitectónica que no solo responde a un principio estético, sino que convierte la conceptualización a través del color en un  medio de sostenibilidad. 


Créditos:
Cliente: Brando Helado
Diseño de espacio: Solar + Marta Jarabo
Fotos cortesía de Brando Helado